Biografía de Medardo Ángel Silva

  
                    
Medardo Ángel Silva , fue un ilustre poeta ilustre poeta y escritor Ecuatoriano que nace en 1968 considerándose el mayor representante del modernismo en la poesía Ecuatoriana atravesando por varios  cambios en sus obras literarias , su deceso fue el 10 de junio de 1919 a la temprana edad de 21 años .
Es descendiente de una familia de músicos , su padre fue pianista y afinador de pianos , Don Enrique Silva ,su madre fue Doña Mariana Rodas Moreira . Estudio la primaria en la filantrópica e inicio la secundaria a los 11 años en el colegio Nacional Vicente Rocafuerte , debido a distintas circunstancias abandono sus estudios y comenzó a trabajar en imprentas , asimismo como profesor secundario . Vivió en la casa de sus padres junto Angela Carrión Vallejo , con quien tuvo su única hija , María Mercedes Cleofe Silva Carrión.
Desde temprana edad escribe versos que envía a periódicos locales , sin embargo tuvo que esperar algún tiempo ver publicados sus escritos  fue en la revista literaria Juan Montalvo que tiene su primera aparición publica , se dio a a conocer en los circulo literarios hasta merecer el respeto y la admiración de poetas , escritores , periodistas ente otros .
    La poesía no fue el único género literario que Medardo Ángel Silva desarrolló; fue cronista, narrador, editor, crítico, publicista y músico. Sobre esta última, recuerdan sus amigos que interpretaba magníficamente una pianola Playotone ubicada en una habitación del diario El Telégrafo donde trabajaba.
Entre sus obras se encuentran El árbol del bien y del mal editada por él mismo, la novela 'María Jesús' publicada en el folletín de El Telégrafo, ensayos, crónicas de la ciudad de Guayaquil y distintas colaboraciones realizadas que se publicaron en revistas nacionales e internacionales como "La idea, Vida intelectual y Caricatura de Quito; Helios, La pluma, Variedades, Anarkos, Ciencias y letras, Melpómene, Juveniles, Ariel, La ilustración de Guayaquil"; 'Colónida' de Lima, 'Nosotros' de Buenos Aires, 'Cervantes' de Madrid, etc. También fue director de las revistas Ateneo, España, Patria y Renacimiento. Con quince años funda su propia revista llamada "El Mosquito".

María de Jesús

                                 

 
.  En su “carta a una incógnita”, que aparece a continuación de la de Atala, Silva
responde: «Me llega vuestra carta, amable desconocida, en horas dolorosas de la
más lacerante tristeza: leía mi Samain, en “Aux fl ancs du Vase”, al claror de esa
luz cenicienta de crepúsculo invernizo, cuando recibo sus líneas ¡tan dulces, consoladoras y amicales!». La tristeza como estética; la tristeza como actitud vital; la
tristeza como elemento que provoca la comunión de los espíritus; la tristeza que
acongoja al poeta personaje de María Jesús, igual a la que envuelve al poeta Silva:
«Su pobre amigo está más solo y triste que siempre; mi soledad y mi tristeza son,
como un negro calabozo, y no tengo a mano por desgracia, a aquella cuya voz sea
bálsamo piadoso y consuelo oportuno…»
      El poeta de la novela es el esteta abrumado por su propio arte que busca
refugio en la naturaleza y el mundo primitivo del campo para su spleen. Así,
compartiría el sentimiento de los versos de Darío, en “Lo fatal”: «Dichoso el
árbol, que es apenas sensitivo, / y más la piedra dura porque esa ya no siente, /
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadumbre
que la vida consciente». El poeta, cargado de sus lecturas, descubre la verdad de
la naturaleza envuelta en los versos cuando se asoma a la campiña de su tierra,
cuando regresa, ahora adulto, a ese espacio de la inocencia que miró con ojos
pueriles: «… unas rejeras raboneaban, copiando en sus grandes ojos húmedos la
calma de los campos, y, viéndolas, comprendí el sonante verso de Carducci: il
divino del pian silenzo verde…».
El poeta de la novela es el esteta abrumado por su propio arte que busca
refugio en la naturaleza y el mundo primitivo del campo para su spleen. Así,
compartiría el sentimiento de los versos de Darío, en “Lo fatal”: «Dichoso el
árbol, que es apenas sensitivo, / y más la piedra dura porque esa ya no siente, /
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadumbre
que la vida consciente». El poeta, cargado de sus lecturas, descubre la verdad de
la naturaleza envuelta en los versos cuando se asoma a la campiña de su tierra,
cuando regresa, ahora adulto, a ese espacio de la inocencia que miró con ojos
pueriles: «… unas rejeras raboneaban, copiando en sus grandes ojos húmedos la
calma de los campos, y, viéndolas, comprendí el sonante verso de Carducci: il
divino del pian silenzo verde…».
La novelina está dividida en diez partes y un envío. ¿Capítulos? Cecilia Ansaldo las denomina directamente estrofas. Yo prefi ero llamarlas estancias, denominación utilizada por el poeta para bautizar una serie de poemas que fueron
numerados con romanos. En el primer párrafo de la estancia III está la “anunciación del día”, de la que habla Falconí Villagómez. No se trata de la descripción de una mañana en términos narrativos sino de una evocación en la que el
narrador, que da cuenta de un paisaje idílico, es desplazado por la subjetividad
del “yo poético” que se emociona con la mañana de una primavera que, por lo
demás, no existe en el país del poeta

Mensaje 

A partir de un par de cartas entre Medardo Ángel Silva y una lectora desconocida sobre la novelina María Jesús (1919), este artículo analiza los tópicos románticos y el lenguaje romántico del texto. Las cartas, que aparecieron en El Telégrafo, quince días después de la muerte del poeta, dan cuenta de la identifi cación de Silva con su personaje, según la percepción de la lectora y la respuesta del propio poeta. El artículo argumenta que la presencia del “yo” y el lenguaje poético, hacen de María Jesús una novelina lírica.

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